martes, 26 de octubre de 2010

Este blog queda abierto, pero yo me voy.
Ha sido todo un placer.

Farrah.

DESPEDIDA


(leído el domingo 17 en La Botica)



Después de tantas despedidas
y desde este frío que me tirita dentro
te lo digo.
Sobre tus ojos
que hace meses que no veo
y hace meses que no brillan
te lo digo.
Con la fuerza de afirmar
que no poder más
no es una frase hecha
y es mi firma.
Te lo digo y sé
que sólo las palabras cesarán
-y no el perfume, y no la imagen
ni la voz en el recuerdo-.
Puedo decirlo porque creo
-y estoy equivocada-
que el dolor me da derecho
y lo digo:
el epicentro de mi alma
está en el mundo
(y eres tú).

II

Más tarde, en este bar
o en cualquier otro
que alguien lo relate:
leyó un poema y decía que te quería,
leyó un poema y parecía que llorara,
leyó un poema y prometió
que era el último homenaje a su tristeza.

viernes, 15 de octubre de 2010





Este domingo, a partir de las 20.00 horas en la Botica (Málaga Centro, junto a los naranjos de la catedral):

Carmen Boza
Gema Cuéllar
María Alsondelpez
Farrah Márquez
José Antonio Delgado
Marcos Alonso
Alfonso Moreno
Curro Ayllón
Ito Miranda
Diego Losada
Antonio Buch
Rafa Toro
Alberto García
Fernando Lobo
Luis Martos

Precio de la entrada: 2 euros. ¡Animaos!

lunes, 4 de octubre de 2010


Málaga está siendo extraña. Me voy. Aún no sé a dónde. Pero qué extraña sus aceras. Ahora los fines de semana. De lunes a viernes vivo en una cafetería, a treinta minutos en tren de esas aceras. Qué extrañas. Hoy he salido a fotografiarla. Como quien observa por última vez un cuerpo desnudo. Casi con vergüenza, casi con la misma desnudez, una junto a la otra. Como a una amante. Cómo la he querido, me decía. Cómo me gusta esta ciudad, me decía. Cómo voy a echarla de menos. Como a una amante, la he capturado en siete imágenes. Qué extrañas sus aceras. Y ese malestar tan de repente. Por si acaso, siete fotografías. Y decir, quién sabe, me voy. Quizás por el adiós. Como a una amante. Cuánto la quiero. Cómo la echo de menos. Cómo me gustó estar allí.

jueves, 23 de septiembre de 2010



Las ganas de saber, clasificar los recuerdos, darle nombre a las siluetas para vislumbrar las formas, no echarte de menos con el alma, ni siquiera con los dedos, amontonar sensaciones fuera de mí -eso no es mío, eso tampoco-, vivir en otro lugar,dosificar los sueños, el sueño, paladear un almuerzo y una cena, y otro almuerzo y otro y, mientras tanto, reír. Ser capaz de reír. A carcajadas. Y en esa risa, imperceptible, un tono gris, una nota más abajo de la otra, quién lo diría.

Clasificarte. Ahora no. Pasado. Por favor, ahora no.

Verte en mis ojos. Trescienta treinta y siete posturas diferentes: cuánta observación. Nunca lograré entender la manera en que me quisiste. Tanta entrega. La última. El desapego. Verte y saber por qué estás ahí: para evitar que lo más obvio caiga en el olvido. Lo más obvio: las ganas de romper los archivos, el impulso, dejar de conocer y no saber de nada más -nunca más- salvo de ti y de mí.
(Yo también.)

sábado, 4 de septiembre de 2010

jueves, 5 de agosto de 2010

Para ti.




Tenía que decirte que nada, ni los niños que gritan por la calle, los semáforos en ámbar, el sol de este agosto punzante, las uñas cascadas, absolutamente nada, la televisión, el romero de las gitanas, ni las cervezas con amigos, ni otros abrazos, ni la enfermedad, ni el dinero, la promesa de un trabajo permanente, la limpieza de mi casa, mi cama hecha, mi preocupación, amanecer cantando, los espaguettis con nata, ni las promesas, la poesía, ni ese blog. Nada va a hacer que me olvide de ti.


Tampoco esa Farrah que conoces: ni su tristeza, ni su alegría.

martes, 8 de junio de 2010


-No multipliques los misterios-le dijo-. Éstos deben ser simples. Recuerda la carta robada de Poe, recuerda el cuarto cerrado de Zanguill.
-O complejos- replicó Dunraren-. Recuerda el universo.
El Aleph,
BORGES

jueves, 7 de enero de 2010

Un año



Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.

Walt Whitman



Ya no escribo porque ya no sufro como antes. Tengo que encontrar nuevos temas, tengo que aprender técnicas nuevas. O sencillamente escribir. Escribir. Qué difícil.


Lo único que he sido capaz de hacer en este tiempo es mirar a mi alrededor -mirar su cuerpo- y pensar: "que no se me olvide; por favor, que nunca, nunca se me olvide".