Igual que un niño grita porque grita el sueño,
bajo el cielo gris de mil atascos,
en un mercado, gritando el mundo entero
porque yo grito.
Las parede envueltas en telas hechas
de la roja piel del alacrán
y todo el mundo ríe y se emborracha de frío y sed
y a todos los niños les gritan los sueños
y las mujeres visten sus ojeras de carmín
y las ventanas son cortinas bermejas de papel.
Así, celebrando todos juntos
el terco olor del hierro en mi garganta.
Vuelvo a estas instrucciones que me entrega la memoria,
a bañarme en mi sangre,
de nuevo a masticar claveles rojos.
En olvidarte te has ido.
(junio de 2007)