lunes, 22 de septiembre de 2008

De álamos y palomas



Ayer una niña preguntó en el tren a su madre qué eran los álamos. En medio de una larga, exacta y tediosa explicación la niña logró interrumpirla.

No, mamá, te equivocas: los álamos son palomas. Y vuelan así.

Yo, testigo privado y algo sobrecogida por la imitación de los álamos (¿o eran palomas?) que la niña llevó a cabo con el fin de reafirmar su teoría, aún me preguntaba dónde se halla el límite entre la tradición y la lógica cuando subía los últimos escalones que me llevaran a la calle.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es la madre la que pone el límite.

(Quiero un mundo sin límites, lleno de palomas...)

Anónimo dijo...

Sobrecogedor al cuadrado.