sábado, 18 de octubre de 2008

Sólo recuerdos





Tengo hambre, no he comido aún. Como una confabulación de los astros se oye desde el televisor de la cocina (cómo se clavan el olor del café y la casualidad insana)a una mujer que canta. Y debe estar ataviada en un vestido de flores, en su frente deben reposar, al menos, dos o tres rizos, su sonrisa será menuda. Una mujer que canta como cantan los pájaros en sus jaulas, atrapada en unos años todos blanco y negro y música de la nación.

Tengo hambre y estoy leyendo apuntes sobre venus hinchadas de belleza y venus sin brazos, sobre artistas y poetas, y tengo hambre. Esa mujer sigue cantando para que alguien recuerde, para que alguien -en esta tarde colmada de sábado- sea feliz en su niñez o acaso en la que no tuvo y piense en la gama de grises que se le cayeron de las manos hace años.

A veces creo que hay cosas que sólo se hace para aprender- hay quién no sabe-a añorar sin tener que sentir esa tristeza que llora. Me sirven de ejemplo esa voz nerviosa de canto asfixiado o estos nombres de poetas y de venus que alguna mañana serán para mí sólo recuerdos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una casualidad insana me trajo hasta aquí. Sigues dibujando palabras, porque escribir... jamás has escrito.

Nunca lo hagas.

Sería negar tu propia existencia, como si yo dejase de gruñir y empezase a hablar.