Mi madre es una mujer práctica.
Todos los noviembres abre un escape al romanticismo y, a pesar del microondas, hierve leche en una cacerola y se sienta a pensar en él. Mantiene un horario estricto: cada día piensa en él un poco menos y así, cuando diciembre asoma sus luces de colores, ella opina que ha recordado bastante y es hora de decorar el árbol y comprar los regalos.
Todos los noviembres nosotros bebemos leche caliente de cacerola y durante el resto del año echamos de menos su aroma.
Mi madre, sin comprender la causa, está viendo crecer a unos hijos muy románticos.
1 comentario:
que bonito!!!
entonces gracias a tu madre podemos deleitarnos en tu escritura...
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